viernes, 1 de noviembre de 2013

Hablemos de animación: las charlas de Jorge Vigara



Jorge Vigara es un animador senior madrileño que vive en Canadá, ya que trabaja para Sony Pictures. Ha participado en largometrajes como Hotel Transylvania, Gru: mi villano favorito o Los Pitufos 2, entre otros, además de "darle" a la ficción de imagen real como cortometrajista. Sin duda, una persona que hay que seguir muy de cerca.

Resulta que hace tiempo impartió unas charlas por videoconferencia sobre diversos temas relativos a la animación, con discursos realmente interesantes especialmente para los que quieran dedicarse a este mundo. Tanto si quieres dedicarte a la animación en sí, como a cualquier otra profesión relacionada con este sector, creo que son de lectura muy interesante, ya que ahora las ha recogido por escrito y ha añadido algunos apuntes. Cuento con su beneplácito para compartir su gran trabajo instructivo.

Para hacerlo más ameno, iré publicándolo por entradas, y si es necesario, añadiendo algunas referencias.

Espero que os sirva tanto como a mí.
___________________________________________________________________

 Prólogo


Durante los días 27 y 28 de abril, el 4 , 5, 11 y 12 de mayo del 2013 tuvieron lugar unas charlas por streaming bajo el título Hablemos de animación. El objetivo era atender a las principales dudas y preguntas que durante varios días recogimos en el grupo de Facebook: Spanish Animators relacionados con los aspectos profesionales, artísticos y personales de la industria de la animación, y mi visión de ellas.

Pese a algunas dificultades técnicas tuve el placer de poder reunirme en ocasiones con más de 130 colegas animadores, estudiantes y entusiastas del sector con los que comparto mi pasión por esta cambiante, pero aún joven y excitante profesión.

Aquí quedan los apuntes que durante varios días preparé, pero no exentos de cambios. La vida sigue y cada día aprendo algo nuevo, por lo que me he permitido el lujo de cambiar o añadir algunas de las cosas que en su momento dije. Todo con ánimo de que sigan siendo palabras que hoy pueda defender, pero sobre todo que sean palabras de reflejo de mi interior y experiencia.

Pese a que ya en su día agradecí el pasar por aquellas charlas, no quiero dejar escapar la ocasión de volver a hacerlo, ya que durante varios días después seguí recibiendo los agradecimientos y emoción de muchos de los que asistieron a las charlas. A Calvosaez, Christian, Raúl, Julián, Miren, Andrei, Mati, Carles, Diego, Tomás, José Francisco, Marco, Sergio, Sara, Jordi, Albert... y a todos los demás que me dejo, gracias de todo corazón. Tengo la suerte de conocer a muchos de vosotros personalmente y quizás hayáis intuido que mi interés en la animación va más allá de sus programas, el lápiz y el papel. Cada día más procuro comprometerme con el factor humano que existe detrás de cualquier disciplina artística, es por eso que cada e-mail recibido, cada mensaje privado por Facebook, etiquetas, menciones y demás son profundamente enriquecedoras y valoradas.

Esto es por todos nosotros y por una industria mágica. Que esta fábrica de fantasías en la que vivimos se sustente en la creatividad y en nuestros sueños más profundos.

Mis mejores deseos a todos.

Jorge Vigara

 

 Antes de empezar...

¿Por qué os queréis dedicar a la animación?

Y me gustaría concretar: ¿Os gusta la animación, como tal, o estáis enamorados de aquellas películas o videojuegos que os marcaron de jóvenes y por ende, queréis trabajar en esas producciones de mano de esos estudios?

Esta pregunta ha venido a mi cabeza después de varios años viendo como compañeros de profesión claramente se dedicaban a esto precisamente porque su meta era sin más llegar a trabajar en alguna de las compañías que forman parte de la 1ª liga de la animación en Hollywood. He podido escuchar "Yo quiero trabajar en Disney por que a mí El rey León me marcó", o "quiero llegar a Blue Sky porque su calidad de animación es la mejor " más veces que simplemente “animo porque dibujo desde que era un niño pequeño". No quiero con esto dar la impresión de que sea bueno ni malo, pero no deja de llamarme la atención.

De hecho yo he sido uno de ellos, pese a dibujar desde que soy un mico, y no fue hasta el día que vi Ratatouille cuando caí en el craso error en el cual estaba basado mi enfoque en esta profesión. Es una película que me fascina, pese a toda la controversia que ha provocado. Cuando la vi me hizo sentir una sensación muy difícil de expresar y que a día de hoy aun recuerdo cada vez que veo un frame de esa película o escucho algo de su banda sonora . Era algo así como una enorme satisfacción y placer por lo tan adentro que esa película me llegó, pero al mismo tiempo una enorme decepción y algo de tristeza. ¿Como puede ser que algo que me gustara tanto, me provocara eso? Muy sencillo, porque me di cuenta de que no trabajé en ella. A partir de ahí, y de conversaciones con otros colegas que sentían lo mismo en ocasiones, fue donde empecé a caer que todos esos años atrás había enfocado de una manera equivocada mi profesión, a la que yo considero una forma de vida. Hasta entonces estaba siendo una forma de vida basada en una expectativa, en simples comparaciones. En un final. No estaba prestando atención al camino que posiblemente me llevara eso, y es por eso que decidí cambiar la manera de verlo.




Esto es muy común por parte de cabezas de estudio que tienden a compararse y querer conseguir los mismos productos con las mismas experiencias que aquellos grandes del otro lado del océano. Y quizás por eso, entre otras cuestiones, terminan con resultados negativos en sus intentos de éxito internacional. Compararse al nivel tal en el que uno se auto-exije a si mismo querer ser aquello que ya fue y se hizo en otras circunstancias y por otras personas es lo que hace que nos neguemos a nosotros mismos como creativos o como artistas. No creo perjudicial el tomar por referencia y usar el arte de otros como método de motivación y empuje, pero sí el momento en el que tendemos a compararnos y tapar nuestra visión, intuición y creatividad visceral. Ese ansia de vivir o de conseguir ser lo que otros han sido o hicieron nos condena a nosotros mismos. No olvidemos que esta profesión, deriva de una acción artística, y eso significa que nuestro trabajo es un producto de una acción interior, de inquietudes y ganas de crear algo con nuestras propias manos. De nuestras propias inquietudes. De nuestro propio yo.

Otra pregunta que quisiera hacer, y que creo consecuencia de lo anterior es:

¿Disfrutáis cuando estáis animando?

Desde luego, siempre habrá momentos en los que la herramienta revienta, pierdes algún archivo o incluso algún cambio u opinión no sienta del todo bien. Eso es aceptable, pero aparte de estas cuestiones intrínsecas al medio... ¿disfrutáis? He escuchado mucho aquello de "esto no me sale", "el lead/supervisor me tiene manía", "esta serie/película es una mierda" , "el rig no funciona bien", "es que a mí no me han dado un plano bueno"... Y muchas otras cuestiones que hacen que al final algunos sientan que para ellos sea más un proceso de sufrimiento antes que un placer. Finalmente, al acabar el plano muchos se sienten satisfechos y se regocijan del resultado, y creen que tanto sufrimiento merece la pena. Obviamente cada uno decide sus maneras de trabajar, pero el problema viene cuando aun sufriendo, ni siquiera terminan satisfechos.

Relaciono esta pregunta de si disfrutáis con la anterior de "¿por que animáis?", porque precisamente el sufrimiento viene condicionado de la comparación y la expectativa. Estas expectativas suelen ser factores externos a nuestro trabajo, como el "ya verás, este plano lo va a petar" , "con este plano me van a pillar en este estudio"

Con esto no quiero decir que esta serie de ideas no puedan ser cumplidas (aquí entra el factor de la confianza, y de esto hablaremos más adelante), el problema es cuando dirigimos nuestro trabajo hacia esas expectativas. Nos olvidamos de lo que podemos aprender, del placer del proceso, del querer jugar y navegar en las ideas y de las millones de posibilidades que podemos realizar . Nos olvidamos incluso hasta de hacerlo bien, y empezamos nuestros planos diciendo "voy a hacer algo guapo" sin ni siquiera dedicarle una pensada si eso es de verdad lo que nos conviene o lo que mejor funciona . Tendemos a obsesionarnos con que el valor de nuestro trabajo será bueno o malo según la circunstancia externas a nosotros ( lo dicho: el rig, el modelo, la calidad de animación de la producción, el supervisor...) y nos olvidamos de que realmente depende enteramente de nosotros. Estos conceptos no son malos, ya que como veremos puede formar parte de nuestra estructura de confianza que nos permita dar lo mejor. El problema es cuando son pensamientos aislados y nos centramos únicamente en conseguir un buen plano para la reel.

Según mi opinión esto en parte también tienen algo de culpa las crecientes escuelas de animación (muchas online) en la que hacen pensar a cada alumno que cada plano que hacen en la escuela o durante un proceso de aprendizaje va a ir a parar a su reel. Esto crea una cantidad de presión brutal, sobre todo para aquellos profesionales de joven experiencia que beben de estas escuelas, ya que no se alberga la posibilidad de fallar. O haces un gran plano para poder meter en tu reel (o lo más perseguido: en la reel de la escuela) o estás perdido. Y eso no puede ser así. Ya que fallar es vital.

Por eso, una de las primeras cosas que trataremos en las minicharlas será el tema de la actitud, la motivación, la confianza y demás... ya que la experiencia me ha enseñado que por encima del talento que tengamos, lo que prima es nuestra actitud y cómo enfoquemos nuestra posición ante la animación (o incluso puedo atreverme a decir que ante cualquier otra disciplina artística que forman parte de un mercado de negocio).


No hay comentarios:

Publicar un comentario